martes, 19 de junio de 2018

Una aproximación al asociacionismo negro desde los fondos del Archivo Histórico Provincial de Villa Clara


Autor: Yanet Martínez Flaqué
Los estudios históricos que se enfoquen en la problemática racial, han estado prácticamente ausentes en las investigaciones con carácter regional.  Específicamente aquellos que analicen la dinámica del proceso asociativo de las capas negras como reflejo del movimiento socio- económico y clasista de la sociedad civil, a partir de los diversos espacios regionales o locales.
Por ello, es válido reflexionar sobre las posibles causas y expresiones de por qué en Santa Clara, uno de los centros urbanos del país donde con más fuerza se manifestó la segregación racial durante la etapa republicana, los negros en algunos sectores u áreas importantes de la sociedad civil mejoraron su posición con respecto a los blancos a pesar de que como declara Alejandro de la Fuente en su obra Una nación para todos. Raza, desigualdad y política en Cuba 1900- 2000 “la tesis del racismo afirma que el nacionalismo cubano sirvió para mantener subordinados a los negros (…)”[1]
El estudio del proceso asociativo de las capas negras en Santa Clara entre 1899 y 1958 además de explicar las cuestiones enunciadas anteriormente, permite establecer los vínculos y el papel desempeñado por las asociaciones de instrucción y recreo negras de la ciudad, El Gran Maceo y La Bella Unión, en acontecimientos como la sublevación del Partido Independiente de Color, la Revolución de los años 30 o la lucha contra la dictadura de Batista, que no necesariamente deben coincidir con las líneas de acción y proyección manifestadas por otras agrupaciones, en otras regiones o ciudades del país.
También posibilita determinar las redes familiares y clientelares que en torno a la lucha por el progreso social y a determinados intereses sectoriales se consolidaron en dichas agrupaciones en el período referido con anterioridad. Igualmente, permite establecer la participación de las mismas en esferas como la educación, la recreación, la religión y las celebraciones patrióticas, aspectos que denotan su proyección social.
 El análisis se centra en estas dos asociaciones porque hasta el momento solo se ha constatado la existencia de las mismas como centros de instrucción y recreo, en representación de los intereses de los negros en la sociedad civil en Santa Clara entre 1899 y 1958. Como fecha extrema inicial, el año en que comenzó la intervención norteamericana en la Isla, donde la frustración de los ideales de independencia e igualdad social defendidos en la Guerra Necesaria determinaron la reapertura y reorganización de varias de las asociaciones de instrucción y recreo negras del país para continuar la lucha por sus derechos ciudadanos e intereses.
La fecha extrema final es 1958; año en que terminó la dominación neocolonial sobre Cuba  y comenzó a instaurarse, con la nueva sociedad, una política social y racial que apuntó a la supresión de las diferencias raciales y de todo tipo.
Los estudios que explican la organización, el funcionamiento y la evolución de las asociaciones de las capas negras como parte activa de la sociedad civil cubana en sus diferentes etapas históricas, por lo general encaminan el análisis a establecer generalidades y dentro de las especificidades que estudian aparecen escasas referencias al desarrollo de las asociaciones negras en Santa Clara.
En función de ello se hace necesaria la consulta de diferentes fuentes documentales ubicadas fundamentalmente en el Archivo Histórico Provincial de Villa Clara, en los fondos Registro de Asociaciones, Legajo 3  y Personal García Garófalo, legajo 7. En el primero de ellos se encuentran relacionados los reglamentos de la sociedad de instrucción y recreo El Gran Maceo correspondientes a los años 1899, 1914, 1919 y 1927; las actas de la juntas generales  de dicha  asociación en el período que abarca la investigación, así como sus balances de fondos.
El fondo Garófalo incluye, en su legajo 7,  proclamas, manifiestos y otros pronunciamientos de ambas asociaciones ante determinados contextos o circunstancias como los sucesos racistas ocurridos en el Parque Vidal en Santa Clara en 1925 y la posición desplegada durante el gobierno de Gerardo Machado y otros acontecimientos relacionados con la Revolución de los años 30.
La información se encuentra descrita a nivel de expedientes simples en ambos fondos. Presentan además, diversidad en los tipos de papel, por ser de gran extensión y cúmulo de documentos. En tal sentido, se puede distinguir tres tipos fundamentales de papel: papel de pulpa química, papel de pulpa semiquímica y papel de pulpa mecánica. Este último con una  significativa presencia de ligmina, componente que denota su marcada acidez. De ello depende, en buena medida que el estado de conservación de los documentos con este tipo de papel se halle más comprometido que el resto, que por lo general se encuentra en buen estado.
Los documentos que contiene el legajo 3 del Registro de Asociaciones permiten analizar cómo y con qué intereses se asociaron los integrantes de la sociedad de instrucción y recreo El Gran Maceo, fundada el 13 de mayo de 1899 con los elementos afines que conformaron las asociaciones de la etapa colonial El Círculo de Obreros de Pardos de Santa Clara, El Gran Cervantes y El Trabajo. Los reglamentos correspondientes a los años 1899, 1914, 1919 y 1927 además de explicar los cambios en su funcionamiento, posibilitan establecer y valorar parte de las estrategias discursivas utilizadas ante determinadas coyunturas, vinculadas en lo esencial a sus intereses y a su lucha por la inclusión socio- racial.
El Gran Maceo, según sus estatutos reglamentarios se definió como una asociación selectiva que llegó a aglutinar en algunos momentos de su devenir sólo a mestizos que tuviesen acreditados moral, honradez y buenas costumbres; que cumplidos los 16 años supieran leer y escribir.[2] Su proyección social se encaminó, en buena medida, al fomento de la instrucción y la cultura según se manifiesta, invariablemente, en sus diferentes disposiciones reglamentarias, a través de las secciones y espacios que debían establecerse con dicho fin. 
Igual importancia en ese sentido, revisten las actas de las juntas  generales de la agrupación. En primer lugar permiten establecer las juntas directivas que entre los años 1899 y 1958 rigieron la organización y el funcionamiento de la institución. Ello posibilita determinar aspectos de importancia como la condición social de sus integrantes.
Es por eso que el centro se distingue dentro de la sociedad civil de Santa Clara, como cohesionador de la pequeña burguesía negra de la ciudad. Gran parte de los integrantes de su directiva en el período correspondido, se desempeñaron como barberos, zapateros, sastres, ebanistas, tipógrafos, carpinteros y comerciantes; en la mayoría de los casos propietarios de los establecimientos destinados a dichas producciones. Por otra parte ostentaron la condición de profesionales, fundamentalmente maestros y abogados, o eran propietarios de una o varias fincas urbanas o rurales en el territorio, valoradas en cifras superiores a los doscientos pesos oro español.[3]
Atendiendo a otras cuestiones las actas de las juntas generales permiten interpretar las diferentes decisiones y pronunciamientos organizativos y de diversa índole que se realizaron. Ello reafirma la condición de las sociedades negras como una significativa estrategia de movilidad social.
En ese sentido los balances de fondos de la agrupación permiten establecer las principales actividades desarrolladas, su frecuencia y la importancia, según la inversión que se destinase para ello. De igual manera es posible valorar la disponibilidad económica que poseían sus miembros para el sostenimiento de la misma, así como las estrategias utilizadas para ingresar fondos al centro. Estos documentos son muestra además de la cierta solvencia económica de la que disfrutó la sociedad en gran parte de su período de funcionamiento. Por solo poner algunos ejemplos, se puede mencionar la adquisición de  un edificio de altos valores arquitectónicos como sede de la misma, la presencia en sus salones, sobre todo en las décadas del 40 y 50 del siglo XX, de agrupaciones bailables de la talla de la Sonora Matancera, según reafirma el testimonio histórico popular y la celebración cada 7 de diciembre de una velada patriótico- cultural en honor a la caída de Antonio Maceo y Panchito Gómez Toro, que paulatinamente obtuvo alcance nacional.
Otras de las fuentes documentales que permiten un análisis del proceso asociativo de las capas negras en Santa Clara son las recogidas en el fondo personal García Garófalo.  Manuel García Garófalo fue un destacado periodista santaclareño, que se vinculó a la Guerra Necesaria donde obtuvo el grado de Coronel del Ejército Libertador. Colaboró en gran cantidad de publicaciones periódicas nacionales y extranjeras tales como la El Alba, La Aurora, El Cubano Libre entre otras y durante los primeros años de la república fundó el periódico La Publicidad. Se desempeñó también como escribano en la Audiencia y secretario en el Juzgado de Instrucción. De ahí la variada información que se puede encontrar en la documentación atesorada por el mismo.
De dichas fuentes son de vital importancia para la investigación las proclamas y manifiestos realizados por la sociedad La Bella Unión y El Gran Maceo ante determinados acontecimientos de la historia nacional o local. A través de ellos se pueden determinar los puntos comunes en las estrategias discursivas de ambas sociedades, así como sus diferencias sobre todo en lo que respecta a la condición social de sus integrantes.
En tal sentido, la membresía y directiva de La Bella Unión, salvo algunas excepciones estuvo compuesta por las capas populares negras de la ciudad, aunque igualmente se proyectó hacia la ponderación de la moral, la honradez y las buenas costumbres como requisitos claves para el acceso a la misma. Ello constituía una importante aspiración de los negros en aras de que se respetaran sus derechos ciudadanos.
A través de sus pronunciamientos también es posible establecer una proyección común entre ambas sociedades en lo que respecta al fomento de la instrucción como estrategia de movilidad social y en sus concepciones sobre los acontecimientos motivados por el arraigo de las prácticas segregacionistas en el Parque Vidal de Santa Clara en 1925, por ejemplo.
Ante la violencia racial ocasionada por el paso de un transeúnte negro por el área ocupada tradicionalmente por las familias blancas en dicho espacio público, representantes de El Gran Maceo y La Bella Unión establecieron una Comisión Mediadora para visitar al Gobernador Provincial, al Alcalde Municipal y Supervisor Comandante Betancourt, para comunicarles, en líneas generales, sus criterios referentes al mantenimiento de la fraternidad entre blancos y negros para lo cual consideraron debía mantenerse la tradición con respecto al paseo y la estancia en los parques.[4] Dichos criterios coinciden con un aviso de la alcaldía municipal que días antes recogió la opinión mancomunada de estas agrupaciones negras con representantes de la Colonia Española, la sociedad “Unión Club,” “Unión Villareña” y otras figuras de la política y la prensa a nivel nacional y regional.[5]
Otras proclamas y pronunciamientos son de interés para la investigación, sobre todo porque permiten analizar e interpretar las distintas proyecciones de estas agrupaciones ante procesos claves en la historia nacional como la revolución de los años treinta. Ello avala la tesis de la diversidad de intereses y estrategias que utilizaron las capas negras para lograr el tan anhelado reconocimiento y progreso social.
Es por eso que las fuentes documentales del legajo 3 del Registro de Asociaciones y del 7 del fondo personal García Garófalo son significativas para analizar cómo las sociedades El Gran Maceo y La Bella Unión fueron ganando un espacio en la sociedad civil santaclareña entre 1899 y 1958, en representación de los intereses y de la legitimación de los derechos ciudadanos que les correspondía a sus integrantes


[1] De la Fuente, Alejandro. Una nación para todos. Raza, desigualdad y política en Cuba 1900- 2000. —La Habana: Editorial Imagen Contemporánea, 2014. —p. 10. 
[2] Archivo Histórico Provincial de Santa Clara.  Registro General de Asociaciones. Reglamento de la Sociedad de Instrucción y Recreo El Gran Maceo 1919. Artículo 1o. Legajo 3. Expediente 29.
[3] Registro de la Propiedad Mercantil y del Patrimonio de Santa Clara. Inscripciones correspondientes a Pedro Rodríguez López. Tomos 1, 14, 28, 29, 30. Fincas 49, 557, 878, 1141, 1185, 1240, 1255 y 1441.
 [4]Archivo Histórico Provincial de Santa Clara.  Personal García Garófalo. Al Pueblo de Cuba y especialmente al de Santa Clara. Santa Clara 24 de enero de 1925. Legajo 7. Expediente 334.
[5] Ibídem

1 comentario:

  1. hola muy interesante el tema me gustaría conocer más información al respecto le envió mi correo
    rolando Núñez pichardo,
    rolypichardo@gmail.com

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