jueves, 3 de octubre de 2019

«Funcionamiento de los clubes revolucionarios de la segunda división del cuarto cuerpo del ejército libertador en Las Villas Occidentales (1895-1898)»


Autora: Lic. Adriana Mani Benitez
Como expresión de la resistencia frente al colonialismo español, los clubes revolucionarios[1] fueron organizaciones surgidas en Cuba y en la emigración, con el objetivo de lograr la independencia de Cuba durante las gestas independentistas del siglo XIX. Los clubes revolucionarios en el proceso de preparación de las guerras y durante las gestas se dedicaron a recaudar fondos económicos, enrolar adeptos y apoyar a las tropas  mambisas convirtiendo los fondos en  diversos recursos.
La bibliografía consultada, así como la entrevista al Ms.C Orlando García[2] posibilitó identificar un vacío historiográfico relativo al tratamiento de los clubes revolucionarios en cuanto a las acciones realizadas, y en especial a los de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador en Las Villas Occidentales. Por lo cual, se presenta la investigación que se titula: Funcionamiento de los clubes revolucionarios de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador en Las Villas Occidentales. Por tanto, se tiene como objetivo: Explicar el funcionamiento de los clubes revolucionarios de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador de Las Villas Occidentales entre 1895 y 1898.
En Cuba el surgimiento y consolidación de los clubes revolucionarios coincide con el proceso de las gestas independentistas y anticoloniales, enmarcadas de 1868 a 1898. Los clubes fueron creados en la emigración y  dentro de la Isla  a partir del inicio de la Guerra de los Diez Años y convertidos en células organizativas básicas en la preparación de la Guerra Chiquita. Además, las juntas de la emigración auxiliaron cada intento de reinicio de la lucha en la década de 1880.
El 10 de abril de 1892 se crea formalmente el Partido Revolucionario Cubano   (PRC), utilizando los cimientos de la Convención Cubana como organización más completa en la emigración, pero sin dejar de tener en cuenta, las demás organizaciones de las colonias de emigrados cubanos que tenían como propósito la libertad de Cuba.
Los clubes revolucionarios fueron estrategia de lucha del PRC por recaudar fondos de acción para las labores del Partido, para así crear nuevos clubes revolucionarios. También por recaudar fondos de guerra, para obtener armas y otros recursos y preparar expediciones hacia Cuba. Además, para enrolar adeptos, porque varios de los miembros de los clubes revolucionarios en la emigración, a partir de 1895 se encaminan hacia la guerra en Cuba. 
Para extender las líneas del PRC en la Isla, el Delegado José Martí envío a varios comisionados a diferentes lugares de Cuba. En Las Villas Occidentales hicieron esta labor Gerardo Castellanos Lleonart; en Cienfuegos: Agapito Losa y en Sagua la Grande: Federico Zayas y Juan Gualberto Gómez. Su labor estimuló la conspiración en las Villas Occidentales, exceptuando Sagua la Grande que no se incorpora al proceso de preparación y conspiración de la Guerra Necesaria hasta diciembre de 1894, por sus fuertes vínculos económicos con el régimen español. Independientemente de que los comisionados no contactaron con la mujer cubana en la zona central, durante la guerra del 95 fundan juntas femeninas que apoyaron a las tropas mambisas.
Durante la Guerra Necesaria, la Isla se organizaba en seis cuerpos el Ejército Libertador: el Primer Cuerpo  y el Segundo Cuerpo en Oriente, un  Tercer Cuerpo en Camagüey y el Cuarto Cuerpo corresponde a Las Villas. Durante la Invasión se establece el Quinto Cuerpo correspondiente  a  La Habana y Matanzas  y  por último el Sexto Cuerpo perteneciente a Pinar del Río.
El Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador, radicaba en Las Villas, con dos divisiones: la Primera División integrada por las Brigadas de Sancti Spíritus, Remedios y Trinidad y la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador estaba conformada por la Primera Brigada de Santa Clara, la Segunda Brigada de Cienfuegos y la Tercera Brigada de Sagua la Grande. En la época colonial, se conocían por  Villas Occidentales, el territorio conformado por las regiones de Sagua la Grande, Santa Clara y Cienfuegos[3].
En apoyo a la Segunda División  se fundan varios clubes revolucionarios en diferentes poblados de Las Villas Occidentales[4], pero  se destacan las ciudades cabeceras regionales de Santa Clara, Cienfuegos y Sagua la Grande, dado que era necesario realizar un trabajo conspirativo más discreto y arriesgado en aquellos lugares, donde se concentraban la mayoría de las tropas españolas de Las Villas Occidentales.
En correspondencia con la estructura civil y militar en las Villas Occidentales, los clubes revolucionarios que correspondían a las tres brigadas de la Segunda División, y a las  ciudades cabeceras regionales fueron: los clubes Juan Bruno Zayas (fundado 2 de diciembre de 1895), Hermanas de Juan Bruno Zayas (fundado 8 de enero de 1897), el  Martí y el Maceo de Santa Clara. Los clubes Panchito Gómez (fundado 19 de mayo de 1895), La Cubanita (fundado 3 de mayo de 1896), Esperanza del Valle (fundado 4 de junio de 1896), el Patriótico Incógnito de Cienfuegos (fundado 1 de junio de 1897). En Sagua la Grande existió un club masculino y otro femenino sin nomenclatura y el club José Martí[5].
La estructura básica de los clubes revolucionarios de Las Villas Occidentales fue Presidente, Secretario, Tesorero y Vocales. A estos clubes se le sumaba,  indistintamente en algunos casos: vice presidentes, vice tesoreros, vice secretarios, auxiliares, delegados y cooperantes. La  excepción de esta estructura fue Sagua la Grande, donde los vínculos económicos de los habitantes de la región y las continuas delaciones y traiciones provocaron que cada individuo patriota de los clubes accionaran independientemente  en la conspiración y no organizados en forma de club.
 Los clubes revolucionarios de las Villas Occidentales brindaron un apoyo necesario para solventar las dificultades que sufrían en la manigua las tropas de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador, aunque no dieran abasto a todas las necesidades mambisas. Las acciones de los clubes revolucionarios se realizaron secretamente producto del férreo control y represión del régimen español.
 Además, se hizo necesaria las funciones de los clubes revolucionarios para auxiliar a las tropas mambisas en las Villas Occidentales porque en el Ejército Libertador no existía una administración militar organizada que propiciara y entregara a los soldados, constantemente, de medios como: alimentos, medicinas, vestimenta, calzado y otros accesorios. Además, en 1895-1896 no existieron graves problemas con el avituallamiento de las tropas, puesto que todo cubano patriota apoyo al mambí. La ruptura de esta ayuda fue la llegada de Valeriano Weyler como Capitán General de la Isla[6] que causó la pérdida del apoyo de los campesinos, se dificultaron las comunicaciones de los mambises con los pueblos ocupados y el aumento de la escasez de los recursos de impedimenta. En el mismo sentido, no llegaron suficientes expediciones extranjeras a Las Villas Occidentales en 1897-1898 que suministraran a las tropas de la Segunda División[7].
Los clubes revolucionarios de las Villas Occidentales recaudaban fondos económicos para convertirlos en recursos necesarios o propiamente, recolectaban dichos recursos en las ciudades, respondiendo en varias ocasiones a los pedidos de los jefes insurrectos. En el caso, de los clubes femeninos, varias señoras y señoritas rifaron sus joyas y otras pertenencias para el noble fin de auxiliar a los hombres  en la manigua, lo cual demuestra la valía de la mujer cubana en las gestas independentistas[8].
En ocasiones los mambises de la Segunda División del Cuarto Cuerpo enviaban el dinero a los miembros de los clubes revolucionarios para que se les hicieran llegar los recursos[9]. Además en los recibos de los recursos enviados a la manigua se aprecia que  la mayoría  son envíos específicos y particulares para ciertos  mambises. Sin embargo, también existen envíos generales para la Brigada de Santa Clara, la de Cienfuegos o la de Sagua. Aclarar, que los clubes revolucionarios, de una región no se limitaban a ayudar a la brigada de su misma región sino que, auxiliaban a su brigada, y a las otras dos brigadas y a la Segunda División, que no eran de su misma región.
Ante las dificultades con las comunicaciones: envío de correspondencia, informaciones y confidencias.
Ante las dificultades con las comunicaciones, los clubes revolucionarios fueron el vínculo comunicativo entre el exterior y la manigua; y entre los poblados ocupados por los españoles y la manigua. Además, hicieron llegar a los mambises, los efectos que remitían sus correspondientes seres queridos[10]. Entre los jefes insurrectos y los miembros de las asociaciones existieron regulares  comunicaciones que versaron en pedir diversos suministros a las juntas locales y, de ambas partes, brindar elogios de patriotismo y apoyo moral para lograr la independencia de Cuba[11].
La correspondencia, las informaciones y las confidencias  la llevaban los miembros de los clubes directamente a la manigua[12]  Señalar que a los miembros de las juntas que les fuera ocupada correspondencia- o cualquier recurso para los insurrectos- eran castigados por el régimen español con la muerte, el encarcelamiento o la deportación. Por ello, el vínculo se realizó  desde la conspiración, por medio de claves y seudónimos, para que el gobierno metropolitano no supiera  ni de las personas implicadas, ni las tareas y planes que se trataban en las misivas. Los miembros de los clubes  retornaban con las misivas de los mambises para su futuro destino.
Las informaciones que brindaban las asociaciones versaban sobre decisiones del gobierno español y norteamericano en la guerra de Cuba. Para mantener informado a los insurrectos, les enviaban periódicos del extranjero, del mismo modo, los miembros de la junta imprimían y distribuían proclamas mambisas[13]. Entre las acciones de los clubes revolucionarios se encontraba identificar a los espías y alertar de los peligros que corrían las tropas mambisas en cuanto a los traidores.
Así mismo, en varias ocasiones los miembros de las juntas informaron sobre los movimientos y organización de las tropas españolas, hecho que ocurría porque varios miembros de las juntas eran empleados del ayuntamiento, ferrocarriles, otras instituciones y establecimientos españoles. Por su significación valga destacar que en el combate de Mal Tiempo, el General Máximo Gómez se enteró de que las tropas a las que se enfrentaba eran soldados bisoños equipados con Máuser y sin experiencia en el manejo de esa nueva arma, gracias a un informe enviado el 14 de diciembre de 1895 por Rita Suárez del Villar y llevado por Antonio Oviedo, ambos miembros de clubes de Cienfuegos.
 Las dificultades con la impedimenta: remisión de alimentos, armas, soldados, medicinas, vestimenta y otros utensilios.
Ante las dificultades con la impedimenta, los mambises deben encontrar los alimentos en la manigua, siendo su principal dieta: vianda y carne[14].  Sin embargo, las asociaciones en lo que pudieron apoyar a los soldados fue en los productos que no podían encontrar en la manigua. Así,  los alimentos enviados en su mayoría fueron azúcar, café, sal, chocolate, arroz y galleta[15].
Se registran abastos para apoyar la dieta básica del mambí enviando derivados de la carne, dulces caseros, cereales, productos lácteos, viandas, granos y frutas. También enviaban otros suministros necesarios para una mejor calidad del sabor en la comida como aceite y especies. Y otros auxilios que pueden considerarse lujos y especificidades importadas para la ostentación de los mambises como leche condensada, malta, té y conservas.
Por otra parte, con las fuentes encontradas, hasta el momento, son pobres los envíos de armas conformados por: balas, revólveres, fusil y machetes; y provenientes de los clubes revolucionarios: Juan Bruno Zayas y La Cubanita.[16] También, las asociaciones ayudaron a varios hombres  a entrar a la manigua para sumarse a las tropas, mediante los puntos de comunicación de cada junta.
En cuanto las medicinas, los clubes enviaron más variedad de productos para la cura de los heridos y la mayor cantidad de envíos fueron los de quinina (Anexo 13), medicamento para curar el paludismo, enfermedad que mediante la correspondencia entre los miembros de las juntas y los jefes insurrectos, se comprende que fue el padecimiento que más afecto a la Segunda División[17]. Además, los médicos mambises tuvieron que asumir la medicina verde, la cual apoyaron las juntas locales con las remisiones de ruibarbo, sagú, jarabe de güira, y la ipecacuana.
Debido a las tradiciones de una sociedad patriarcal, la tarea fundamental de las asociaciones femeninas[18] era ayudar a los enfermos y heridos en los hospitales- que eran ranchos de madera y pencas de guanos- por lo cual además de alimentos y medicinas, enviaban vestimenta para los enfermos y otros utensilios. En el caso de las asociaciones masculinas, varios de sus miembros eran médicos y practicantes y se dedicaban a recolectar medicamentos o comprarlos en las farmacias de los poblados tomados por los españoles y luego trasladarlos en pequeñas porciones a la manigua y también de  atender  a  heridos  conducidos  a  lugares  cercanos  a  la  ciudad.[19]
Los mambises se gestionaban -principalmente por sus propios esfuerzos- e ingerían frecuentemente bebidas alcohólicas durante la campaña[20]. Pero otro medio de abastecimiento de las bebidas alcohólicas, encontrado en la presente investigación, por lo menos en la Segunda División, fueron los clubes revolucionarios. Por otra parte, a la Segunda División llegaban cuantiosos suministros de cigarros, papeles de cigarros, picadura y tabaco, para degustar por los mambises en los campamentos; para engañar el hambre que existía en la manigua y también para los enfermos en los hospitales.
Los clubes revolucionarios de Las Villas Occidentales registran en sus entregas a la Segunda División una variedad de 111 efectos que se clasifican en auxilio a la vestimenta y utensilios para las diversas tareas en la manigua. El vestir para los mambises era una dificultad, entraban a la manigua con una sola muda de ropa  puesta y se les deterioraba con facilidad, por las inclemencias del clima y las largas marchas, y luego no tenían como sustituirlas, por ello andaban casi en la desnudez y descalzos en la manigua. Por esta situación, las asociaciones, además de hacerle llegar los envíos de los familiares a los mambises, también  apoyaban con mudas de ropas, diversos calzados y accesorios de vestimenta
En el mismo sentido, los asociados confeccionaban insignias para  mostrar los grados  militares de los insurrectos y también remitían escarapelas en forma de símbolos patrios o grados militares. Además las juntas locales enviaban utensilios para confeccionar y  arreglar la ropa, accesorios para las bestias mambisas y papel para la administración militar y la correspondencia. Los mambises reciben recursos para  protegerse del frío, el rocío y la lluvia,  son también aceptados los abastos de hamacas, tiendas de campañas y sacos para dormir en la manigua.
Durante la Guerra Hispano Cubano Norteamericana, en Las Villas Occidentales las tropas norteamericanas no combatieron activamente. En esta región, se acrecentaron el hambre y las enfermedades en el Ejército Libertador, influenciado por el hacinamiento de las tropas y por el bloqueo naval impuesto por los norteamericanos. En este momento, el apoyo brindado por los clubes revolucionarios de Las Villas Occidentales con el envío de alimentos, medicinas y otros víveres, fue significativo para la supervivencia de las tres brigadas de la Segunda División, que permanecían acampadas esperando  la determinación del futuro de la República mediatizada[21].
Con el fin de la Guerra Necesaria, a los miembros de las asociaciones masculinas por su apoyo al desenvolvimiento de la contienda los favorecen con los siguientes nombramientos militares: a los presidentes de los clubes revolucionarios se les nombra coronel; al tesorero y secretario, comandante; a los vocales y delegados, capitanes y a los auxiliares  de las asociaciones, teniente. En las asociaciones femeninas las presidentas se le colocaron la distinción militar de capitán.  Posterior al año 1898, los clubes revolucionarios se convierten en comités de auxilios en cada una de sus regiones, socorriendo a las familias de los mambises y reconcentrados.
En dicho estudio se concluye, que los clubes revolucionarios de Las Villas Occidentales durante la Guerra Necesaria desplegaron una gran labor en apoyo a la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador porque ante las dificultades de las comunicaciones y las dificultades con la impedimenta remitían: correspondencia, informaciones, confidencias, armas, soldados, alimentos, medicinas, vestimenta, y otros utensilios.
Bibliografía
Alfonso García, Luis. La inteligencia mambisa en Santa Clara/Luis Alfonso García. —Santa Clara: Ediciones Capiro, 1999. —82p.
Consuegra, Wilfredo. Diario de Campaña. Guerra de Independencia 1895-1898/ Wilfredo Consuegra. —La Habana: Imprenta y almacén de papel, 1928. —309p.
Gómez Báez, Máximo. Diario de campaña del Mayor General Máximo Gómez/ Máximo Gómez.--La Habana: Impreso en los Talleres del Centro Superior Tecnológico Ceiba del Agua, 1940.--424p.
Historia Municipal de Sagua. Tomo Colonia.--(inédita). —201p.
Historia Provincial de Cienfuegos. Tomo Colonia/Violeta Rovira… [et.al.].--- (inédita).--- 309p.
Historia Provincial de Villa Clara. Tomo Colonia/ Hernán Venegas… [et.al.]--- (inédita).---268 p.
Lubián, Silvia. El club revolucionario Juan Bruno Zayas/ Silvia Lubián. —Santa Clara: Dirección de Publicaciones Universidad Central de Las Villas, 1961. —285p.
 Pérez Navarro, Lisdania. La organización y desempeño de la sanidad militar mambisa durante la Guerra del 95 en la región Cienfuegos/Lisdania Pérez Navarro; Samuel Sánchez tutor. —Trabajo de Diploma, UCF, Cienfuegos, 2012. —45h.
Rousseau, Pablo L. Memoria descriptiva, histórica y biográfica de Cienfuegos y las fiestas del primer centenario de la fundación de esta ciudad.1819-1919/ Pablo L. Rousseau,
Sarmiento Ramírez, Ismael. El ingenio del mambí. /Ismael Sarmiento Ramírez.-- Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2008. —315 p.
Trujillo Hernández, Carlos T. De la guerra y de la paz. Carlos T. Trujillo Hernández.-- La Habana: Imprenta Úcar, García y Cía, 1943. —133p.
Fuentes documentales
Fondo Ejército Libertador Cubano (AHPVC)
Fondo Manuel García Garófalo del Archivo Histórico de Villa Clara (AHPVC)
Fondo Higinio Esquerra (AHPCF)
Fondo Rita Suárez del Villar (AHPCF)
Manuscritos del Museo Histórico Municipal de Sagua la Grande











[1]Conocidos también por juntas locales y asociaciones en las gestas independentistas, empleados en la tesis  como sinónimos.
[2] Orlando García Martínez: Historiador y profesor auxiliar adjunto de la Universidad de Cienfuegos. Ha investigado durante casi  tres temas referidos a la esclavitud, la expansión azucarera y los procesos independentistas desde una perspectiva regional y social. Publicó varios artículos sobre estos asuntos en Cuba, Alemania y España. Tomado de: Esclavitud y colonización en Cienfuegos 1819-1879. Orlando García. Mecenas, 2012, 74p.
[3]Archivo Histórico Provincial de Villa Clara (AHPVC) Fondo Manuel García Garófalo, Legajo 7, Expediente 424.
[4] Se localizan referencias de clubes revolucionarios en Lajas, Ranchuelo, Placetas, Cruces, Palmira y Cartagena.
[5] Rousseau, P.L. Díaz de Villegas, P. Memoria descriptiva, histórica y biográfica de Cienfuegos y las fiestas del primer centenario de la fundación de esta ciudad.—La Habana: Establecimiento Tipográfico Siglo XX,1920.p.p.240-260. Lubián, S. El Club revolucionario Juan Bruno Zayas.--- La Habana: Impresores Úcar, García S.A,1961. Historia Municipal de Sagua la Grande (inédita).—p.p.40-62. García, L. La inteligencia mambisa en Santa Clara.—Villa Clara: Editorial Capiro,1999.—p.40-55.
[6] Trujillo, C. De la guerra y de la paz.--La Habana: Imprenta Úcar, García y Cía, 1943.—p. 12
[7] Gómez, M. Diario de campaña del Mayor General Máximo Gómez.--La Habana: Impreso en los Talleres del CST Ceiba del Agua, 1940.—p. 324-326
[8] (AHPCF)Fondo personal Rita Suárez del Villar,
[9]  (AHPVC)Fondo Ejército Libertador Cubano, Legajo 1, Expediente 28. (AHPVC)Fondo Manuel García Garófalo Mesa, Legajo 7,Expediente 319

[10] Consuegra, W. Diario de campaña.—La Habana: Imprenta y almacén de papel,1928.-p.137.
[11] Correspondencia entre los insurrectos y los asociados registrada en el Fondo Manuel García Garófalo (AHPVC); en el Fondo Rita Suárez del Villar y Fondo Higinio Esquerra (AHPCF) y en manuscritos del Museo Histórico Municipal de Sagua la Grande.
[12] Consuegra, W. Diario de campaña.—La Habana: Imprenta y almacén de papel,1928.-p. 146.
[13] Consuegra, W. Diario de campaña.—La Habana: Imprenta y almacén de papel,1928..p. 131—p.21.  (AHPCF)Fondo Rita Suárez del Villar. (AHPVC)Fondo Ejército Libertador Cubano, Legajo 1, Expediente 51.Manuscritos del Museo Histórico de Sagua la Grande.               
[14] Sarmiento, I. El ingenio del mambí.---Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2008.--p.158.
[15] Recibos en los Fondo Manuel García Garófalo y Fondo Rita Suárez del Villar y manuscritos del Museo de Sagua la Grande.
[16] Recibos registrados en los Fondos Rita Suárez del Villar y Manuel García Garófalo.
[17] Correspondencia entre los miembros de los clubes revolucionarios de Las Villas Occidentales y jefes insurrectos en fondos del AHPVC y del AHPCF y documentos del Museo de Sagua la Grande.
[18] Posterior al Bando de Reconcentración,  las juntas femeninas también auxiliaron a los reconcentrados en las ciudades de Santa Clara, Cienfuegos y Sagua la Grande, considérese ello como una nueva línea de investigación.
[19] Pérez ,L. La organización y desempeño de la sanidad militar mambisa durante la Guerra del 95 en la región Cienfuegos/ Samuel Sánchez tutor.—Trabajo de Diploma, UCF, Cienfuegos, 2012.-p. 34.
[20] Sarmiento, I. El ingenio del mambí.---Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2008.p.284.
[21] Historia Provincial de Cienfuegos.—(inédita)--p.145. Venegas, H. Historia Provincial de Villa Clara.---(inédita).--p.125. Historia Municipal de Sagua la Grande. --(inédita).— p.50

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