Autora:
Lic. Adriana Mani Benitez
Como
expresión de la resistencia frente al colonialismo español, los clubes
revolucionarios[1]
fueron organizaciones surgidas en Cuba y en la emigración, con el objetivo de
lograr la independencia de Cuba durante las gestas independentistas del siglo XIX. Los clubes revolucionarios en el
proceso de preparación de las guerras y durante las gestas se dedicaron a
recaudar fondos económicos, enrolar adeptos y apoyar a las tropas mambisas convirtiendo los fondos en diversos recursos.
La
bibliografía consultada, así como la entrevista al Ms.C Orlando García[2]
posibilitó identificar un vacío historiográfico relativo al tratamiento de los
clubes revolucionarios en cuanto a las acciones realizadas, y en especial a los
de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador en Las Villas
Occidentales. Por lo cual, se presenta la investigación que se titula: Funcionamiento de los clubes revolucionarios
de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador en Las Villas
Occidentales. Por tanto, se tiene como objetivo: Explicar el funcionamiento
de los clubes revolucionarios de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del
Ejército Libertador de Las Villas Occidentales entre 1895 y 1898.
En
Cuba el surgimiento y consolidación de los clubes revolucionarios coincide con
el proceso de las gestas independentistas y anticoloniales, enmarcadas de 1868
a 1898. Los clubes fueron creados en la emigración y dentro de la Isla a partir del inicio de la Guerra de los Diez
Años y convertidos en células organizativas básicas en la preparación de la
Guerra Chiquita. Además, las juntas de la emigración auxiliaron cada intento de
reinicio de la lucha en la década de 1880.
El
10 de abril de 1892 se crea formalmente el Partido Revolucionario Cubano (PRC), utilizando los cimientos de la
Convención Cubana como organización más completa en la emigración, pero sin
dejar de tener en cuenta, las demás organizaciones de las colonias de emigrados
cubanos que tenían como propósito la libertad de Cuba.
Los clubes revolucionarios fueron estrategia de
lucha del PRC por recaudar fondos de acción para las labores del Partido, para así
crear nuevos clubes revolucionarios. También por recaudar fondos de guerra, para
obtener armas y otros recursos y preparar expediciones hacia Cuba. Además, para
enrolar adeptos, porque varios de los miembros de los clubes revolucionarios en
la emigración, a partir de 1895 se encaminan hacia la guerra en Cuba.
Para extender las líneas del PRC en la Isla, el
Delegado José Martí envío a varios comisionados a diferentes lugares de Cuba.
En Las Villas Occidentales hicieron esta labor Gerardo Castellanos Lleonart; en
Cienfuegos: Agapito Losa y en Sagua la Grande: Federico Zayas y Juan Gualberto
Gómez. Su labor estimuló la conspiración en las Villas Occidentales,
exceptuando Sagua la Grande que no se incorpora al proceso de preparación y
conspiración de la Guerra Necesaria hasta diciembre de 1894, por sus fuertes
vínculos económicos con el régimen español. Independientemente de que los
comisionados no contactaron con la mujer cubana en la zona central, durante la
guerra del 95 fundan juntas femeninas que apoyaron a las tropas mambisas.
Durante
la Guerra Necesaria, la Isla se organizaba en seis cuerpos el Ejército
Libertador: el Primer Cuerpo y el
Segundo Cuerpo en Oriente, un Tercer
Cuerpo en Camagüey y el Cuarto Cuerpo corresponde a Las Villas. Durante la
Invasión se establece el Quinto Cuerpo correspondiente a La Habana
y Matanzas y por último el Sexto Cuerpo perteneciente a
Pinar del Río.
El
Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador, radicaba en Las Villas, con dos
divisiones: la Primera División integrada por las Brigadas de Sancti Spíritus,
Remedios y Trinidad y la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército
Libertador estaba conformada por la Primera Brigada de Santa Clara, la Segunda
Brigada de Cienfuegos y la Tercera Brigada de Sagua la Grande. En la época
colonial, se conocían por Villas
Occidentales, el territorio conformado por las regiones de Sagua la Grande,
Santa Clara y Cienfuegos[3].
En
apoyo a la Segunda División se fundan
varios clubes revolucionarios en diferentes poblados de Las Villas Occidentales[4],
pero se destacan las ciudades cabeceras
regionales de Santa Clara, Cienfuegos y Sagua la Grande, dado que era necesario
realizar un trabajo conspirativo más discreto y arriesgado en aquellos lugares,
donde se concentraban la mayoría de las tropas españolas de Las Villas
Occidentales.
En
correspondencia con la estructura civil y militar en las Villas Occidentales,
los clubes revolucionarios que correspondían a las tres brigadas de la Segunda
División, y a las ciudades cabeceras
regionales fueron: los clubes Juan Bruno Zayas (fundado 2 de diciembre de
1895), Hermanas de Juan Bruno Zayas (fundado 8 de enero de 1897), el Martí y el Maceo de Santa Clara. Los clubes
Panchito Gómez (fundado 19 de mayo de 1895), La Cubanita (fundado 3 de mayo de
1896), Esperanza del Valle (fundado 4 de junio de 1896), el Patriótico
Incógnito de Cienfuegos (fundado 1 de junio de 1897). En Sagua la Grande
existió un club masculino y otro femenino sin nomenclatura y el club José Martí[5].
La
estructura básica de los clubes revolucionarios de Las Villas Occidentales fue
Presidente, Secretario, Tesorero y Vocales. A estos clubes se le sumaba, indistintamente
en algunos casos: vice presidentes, vice tesoreros, vice secretarios,
auxiliares, delegados y cooperantes. La
excepción de esta estructura fue Sagua la Grande, donde los vínculos
económicos de los habitantes de la región y las continuas delaciones y
traiciones provocaron que cada individuo patriota de los clubes accionaran
independientemente en la conspiración y
no organizados en forma de club.
Los clubes
revolucionarios de las Villas Occidentales brindaron un apoyo necesario para
solventar las dificultades que sufrían en la manigua las tropas de la Segunda
División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador, aunque no dieran abasto a
todas las necesidades mambisas. Las acciones de los clubes revolucionarios se
realizaron secretamente producto del férreo control y represión del régimen
español.
Además, se hizo necesaria las funciones de los
clubes revolucionarios para auxiliar a las tropas mambisas en las Villas
Occidentales porque en el Ejército Libertador no existía una administración
militar organizada que propiciara y entregara a los soldados, constantemente,
de medios como: alimentos, medicinas, vestimenta, calzado y otros accesorios.
Además, en 1895-1896 no existieron graves problemas con el avituallamiento de
las tropas, puesto que todo cubano patriota apoyo al mambí. La ruptura de esta
ayuda fue la llegada de Valeriano Weyler como Capitán General de la Isla[6]
que causó la pérdida del apoyo de los campesinos, se dificultaron las
comunicaciones de los mambises con los pueblos ocupados y el aumento de la
escasez de los recursos de impedimenta. En el mismo sentido, no llegaron
suficientes expediciones extranjeras a Las Villas Occidentales en 1897-1898 que
suministraran a las tropas de la Segunda División[7].
Los
clubes revolucionarios de las Villas Occidentales recaudaban fondos económicos
para convertirlos en recursos necesarios o propiamente, recolectaban dichos
recursos en las ciudades, respondiendo en varias ocasiones a los pedidos de los
jefes insurrectos. En el caso, de los clubes femeninos, varias señoras y
señoritas rifaron sus joyas y otras pertenencias para el noble fin de auxiliar
a los hombres en la manigua, lo cual
demuestra la valía de la mujer cubana en las gestas independentistas[8].
En
ocasiones los mambises de la Segunda División del Cuarto Cuerpo enviaban el
dinero a los miembros de los clubes revolucionarios para que se les hicieran
llegar los recursos[9]. Además
en los recibos de los recursos enviados a la manigua se aprecia que la mayoría
son envíos específicos y particulares para ciertos mambises. Sin embargo, también existen envíos
generales para la Brigada de Santa Clara, la de Cienfuegos o la de Sagua.
Aclarar, que los clubes revolucionarios, de una región no se limitaban a ayudar
a la brigada de su misma región sino que, auxiliaban a su brigada, y a las
otras dos brigadas y a la Segunda División, que no eran de su misma región.
Ante las dificultades
con las comunicaciones: envío de correspondencia, informaciones y confidencias.
Ante
las dificultades con las comunicaciones, los clubes revolucionarios fueron el
vínculo comunicativo entre el exterior y la manigua; y entre los poblados
ocupados por los españoles y la manigua. Además, hicieron llegar a los
mambises, los efectos que remitían sus correspondientes seres queridos[10].
Entre los jefes insurrectos y los miembros de las asociaciones existieron
regulares comunicaciones que versaron en
pedir diversos suministros a las juntas locales y, de ambas partes, brindar
elogios de patriotismo y apoyo moral para lograr la independencia de Cuba[11].
La
correspondencia, las informaciones y las confidencias la llevaban los miembros de los clubes directamente
a la manigua[12] Señalar que a los miembros de las juntas que
les fuera ocupada correspondencia- o cualquier recurso para los insurrectos-
eran castigados por el régimen español con la muerte, el encarcelamiento o la
deportación. Por ello, el vínculo se realizó
desde la conspiración, por medio de claves y seudónimos, para que el
gobierno metropolitano no supiera ni de
las personas implicadas, ni las tareas y planes que se trataban en las misivas.
Los miembros de los clubes retornaban
con las misivas de los mambises para su futuro destino.
Las
informaciones que brindaban las asociaciones versaban sobre decisiones del
gobierno español y norteamericano en la guerra de Cuba. Para mantener informado
a los insurrectos, les enviaban periódicos del extranjero, del mismo modo, los
miembros de la junta imprimían y distribuían proclamas mambisas[13].
Entre las acciones de los clubes revolucionarios se encontraba identificar a
los espías y alertar de los peligros que corrían las tropas mambisas en cuanto
a los traidores.
Así
mismo, en varias ocasiones los miembros de las juntas informaron sobre los
movimientos y organización de las tropas españolas, hecho que ocurría porque
varios miembros de las juntas eran empleados del ayuntamiento, ferrocarriles,
otras instituciones y establecimientos españoles. Por su significación valga
destacar que en el combate de Mal Tiempo, el General Máximo Gómez se enteró de
que las tropas a las que se enfrentaba eran soldados bisoños equipados con
Máuser y sin experiencia en el manejo de esa nueva arma, gracias a un informe enviado
el 14 de diciembre de 1895 por Rita Suárez del Villar y llevado por Antonio
Oviedo, ambos miembros de clubes de Cienfuegos.
Las dificultades con la impedimenta: remisión
de alimentos, armas, soldados, medicinas, vestimenta y otros utensilios.
Ante
las dificultades con la impedimenta, los mambises deben encontrar los alimentos en la manigua, siendo su
principal dieta: vianda y carne[14]. Sin embargo, las asociaciones en lo que
pudieron apoyar a los soldados fue en los productos que no podían encontrar en
la manigua. Así, los alimentos enviados en
su mayoría fueron azúcar, café, sal, chocolate, arroz y galleta[15].
Se registran abastos para apoyar la dieta básica del
mambí enviando derivados de la carne, dulces caseros, cereales, productos
lácteos, viandas, granos y frutas. También enviaban otros suministros
necesarios para una mejor calidad del sabor en la comida como aceite y
especies. Y otros auxilios
que pueden considerarse lujos y especificidades importadas para la ostentación
de los mambises como leche condensada, malta, té y conservas.
Por otra
parte, con las fuentes encontradas, hasta el momento, son pobres los envíos de
armas conformados por: balas, revólveres, fusil y machetes; y provenientes de
los clubes revolucionarios: Juan Bruno Zayas y La
Cubanita.[16]
También, las asociaciones ayudaron a varios hombres a entrar a la manigua para sumarse a las
tropas, mediante los puntos de comunicación de cada junta.
En cuanto
las medicinas, los clubes enviaron más variedad de productos para la cura de
los heridos y la mayor cantidad de envíos fueron los de quinina (Anexo 13),
medicamento para curar el paludismo, enfermedad que mediante la correspondencia
entre los miembros de las juntas y los jefes insurrectos, se comprende que fue
el padecimiento que más afecto a la Segunda División[17].
Además, los médicos mambises tuvieron que asumir la medicina verde, la cual
apoyaron las juntas locales con las remisiones de ruibarbo, sagú, jarabe de
güira, y la ipecacuana.
Debido a las
tradiciones de una sociedad patriarcal, la tarea fundamental de las
asociaciones femeninas[18]
era ayudar a los enfermos y heridos en los hospitales- que eran ranchos de
madera y pencas de guanos- por lo cual además de alimentos y medicinas,
enviaban vestimenta para los enfermos y otros utensilios. En el caso de las
asociaciones masculinas, varios de sus miembros eran médicos y practicantes y
se dedicaban a recolectar medicamentos o comprarlos en las farmacias de los
poblados tomados por los españoles y luego trasladarlos en pequeñas porciones a
la manigua y también de atender a
heridos conducidos a
lugares cercanos a
la ciudad.[19]
Los mambises se gestionaban -principalmente por sus
propios esfuerzos- e ingerían frecuentemente bebidas alcohólicas durante la
campaña[20].
Pero otro medio de abastecimiento
de las bebidas alcohólicas, encontrado en la presente investigación, por lo
menos en la Segunda División, fueron los clubes revolucionarios. Por otra
parte, a la Segunda División llegaban cuantiosos suministros de cigarros,
papeles de cigarros, picadura y tabaco, para degustar por los mambises en los
campamentos; para engañar el hambre que existía en la manigua y también para
los enfermos en los hospitales.
Los
clubes revolucionarios de Las Villas Occidentales registran en sus entregas a
la Segunda División una variedad de 111 efectos que se clasifican en auxilio a
la vestimenta y utensilios para las
diversas tareas en la manigua. El vestir para los mambises era una dificultad,
entraban a la manigua con una sola muda de ropa puesta y se les deterioraba con facilidad, por
las inclemencias del clima y las largas marchas, y luego no tenían como
sustituirlas, por ello andaban casi en la desnudez y descalzos en la manigua.
Por esta situación, las asociaciones, además de hacerle llegar los envíos de
los familiares a los mambises, también
apoyaban con mudas de ropas, diversos calzados y accesorios de
vestimenta
En
el mismo sentido, los asociados confeccionaban insignias para mostrar los grados militares de los insurrectos y también
remitían escarapelas en forma de símbolos patrios o grados militares. Además
las juntas locales enviaban utensilios para confeccionar y arreglar la ropa, accesorios para las bestias
mambisas y papel para la administración militar y la correspondencia. Los
mambises reciben recursos para protegerse del frío, el rocío y la lluvia, son también aceptados los abastos de hamacas,
tiendas de campañas y sacos para dormir en la manigua.
Durante la Guerra Hispano Cubano Norteamericana, en
Las Villas Occidentales las tropas norteamericanas no combatieron activamente.
En esta región, se acrecentaron el hambre y las enfermedades en el Ejército
Libertador, influenciado por el hacinamiento de las tropas y por el bloqueo
naval impuesto por los norteamericanos. En este momento, el apoyo brindado por
los clubes revolucionarios de Las Villas Occidentales con el envío de
alimentos, medicinas y otros víveres, fue significativo para la supervivencia
de las tres brigadas de la Segunda División, que permanecían acampadas
esperando la determinación del futuro de
la República mediatizada[21].
Con el fin de la Guerra Necesaria, a los miembros de
las asociaciones masculinas por su apoyo al desenvolvimiento de la contienda
los favorecen con los siguientes nombramientos militares: a los presidentes de
los clubes revolucionarios se les nombra coronel; al tesorero y secretario,
comandante; a los vocales y delegados, capitanes y a los auxiliares de las asociaciones, teniente. En las
asociaciones femeninas las presidentas se le colocaron la distinción militar de
capitán. Posterior al año 1898, los
clubes revolucionarios se convierten en comités de auxilios en cada una de sus
regiones, socorriendo a las familias de los mambises y reconcentrados.
En
dicho estudio se concluye, que los clubes revolucionarios de Las Villas
Occidentales durante la Guerra Necesaria desplegaron una gran labor en apoyo a
la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador porque ante las
dificultades de las comunicaciones y las dificultades con la impedimenta
remitían: correspondencia, informaciones, confidencias, armas, soldados,
alimentos, medicinas, vestimenta, y otros utensilios.
Bibliografía
Alfonso García, Luis. La
inteligencia mambisa en Santa Clara/Luis Alfonso García. —Santa Clara:
Ediciones Capiro, 1999. —82p.
Consuegra, Wilfredo. Diario de
Campaña. Guerra de Independencia 1895-1898/ Wilfredo Consuegra. —La Habana:
Imprenta y almacén de papel, 1928. —309p.
Gómez Báez, Máximo. Diario de
campaña del Mayor General Máximo Gómez/ Máximo Gómez.--La Habana: Impreso en
los Talleres del Centro Superior Tecnológico Ceiba del Agua, 1940.--424p.
Historia Municipal de Sagua. Tomo
Colonia.--(inédita). —201p.
Historia Provincial de Cienfuegos.
Tomo Colonia/Violeta Rovira… [et.al.].--- (inédita).--- 309p.
Historia Provincial de Villa Clara.
Tomo Colonia/ Hernán Venegas… [et.al.]--- (inédita).---268 p.
Lubián, Silvia. El club revolucionario
Juan Bruno Zayas/ Silvia Lubián. —Santa Clara: Dirección de Publicaciones
Universidad Central de Las Villas, 1961. —285p.
Pérez Navarro, Lisdania. La organización y
desempeño de la sanidad militar mambisa durante la Guerra del 95 en la región
Cienfuegos/Lisdania Pérez Navarro; Samuel Sánchez tutor. —Trabajo de Diploma,
UCF, Cienfuegos, 2012. —45h.
Rousseau, Pablo L. Memoria
descriptiva, histórica y biográfica de Cienfuegos y las fiestas del primer
centenario de la fundación de esta ciudad.1819-1919/ Pablo L. Rousseau,
Sarmiento Ramírez, Ismael. El
ingenio del mambí. /Ismael Sarmiento Ramírez.-- Santiago de Cuba: Editorial
Oriente, 2008. —315 p.
Trujillo Hernández, Carlos T. De la
guerra y de la paz. Carlos T. Trujillo Hernández.-- La Habana: Imprenta Úcar,
García y Cía, 1943. —133p.
Fuentes documentales
Fondo
Ejército Libertador Cubano (AHPVC)
Fondo
Manuel García Garófalo del Archivo Histórico de Villa Clara (AHPVC)
Fondo
Higinio Esquerra (AHPCF)
Fondo
Rita Suárez del Villar (AHPCF)
Manuscritos del Museo Histórico
Municipal de Sagua la Grande
[1]Conocidos también por
juntas locales y asociaciones en las gestas independentistas, empleados en la
tesis como sinónimos.
[2] Orlando García Martínez:
Historiador y profesor auxiliar adjunto de la Universidad de Cienfuegos. Ha
investigado durante casi tres temas referidos
a la esclavitud, la expansión azucarera y los procesos independentistas desde
una perspectiva regional y social. Publicó varios artículos sobre estos asuntos
en Cuba, Alemania y España. Tomado de: Esclavitud y colonización en Cienfuegos
1819-1879. Orlando García. Mecenas, 2012, 74p.
[3]Archivo Histórico Provincial de Villa Clara (AHPVC) Fondo Manuel García Garófalo, Legajo 7, Expediente 424.
[4] Se localizan referencias de clubes revolucionarios en Lajas,
Ranchuelo, Placetas, Cruces, Palmira y Cartagena.
[5] Rousseau, P.L. Díaz de Villegas, P. Memoria descriptiva, histórica
y biográfica de Cienfuegos y las fiestas del primer centenario de la fundación
de esta ciudad.—La Habana: Establecimiento Tipográfico Siglo
XX,1920.p.p.240-260. Lubián, S. El Club revolucionario Juan Bruno Zayas.--- La
Habana: Impresores Úcar, García S.A,1961. Historia Municipal de Sagua la Grande
(inédita).—p.p.40-62. García, L. La inteligencia mambisa en Santa Clara.—Villa
Clara: Editorial Capiro,1999.—p.40-55.
[6] Trujillo, C. De la guerra y de la paz.--La Habana: Imprenta Úcar,
García y Cía, 1943.—p. 12
[7] Gómez, M. Diario de campaña del Mayor General Máximo Gómez.--La
Habana: Impreso en los Talleres del CST Ceiba del Agua, 1940.—p. 324-326
[8] (AHPCF)Fondo personal Rita Suárez del Villar,
[9] (AHPVC)Fondo Ejército
Libertador Cubano, Legajo 1, Expediente 28. (AHPVC)Fondo Manuel García Garófalo
Mesa, Legajo 7,Expediente 319
[10] Consuegra, W. Diario de campaña.—La Habana: Imprenta y almacén de
papel,1928.-p.137.
[11] Correspondencia entre los insurrectos y los asociados registrada en
el Fondo Manuel García Garófalo (AHPVC); en el Fondo Rita Suárez del Villar y
Fondo Higinio Esquerra (AHPCF) y en manuscritos del Museo Histórico Municipal
de Sagua la Grande.
[12] Consuegra, W. Diario de campaña.—La Habana: Imprenta y almacén de
papel,1928.-p. 146.
[13] Consuegra, W. Diario de campaña.—La Habana: Imprenta y almacén de
papel,1928..p. 131—p.21. (AHPCF)Fondo
Rita Suárez del Villar. (AHPVC)Fondo Ejército Libertador Cubano, Legajo 1,
Expediente 51.Manuscritos del Museo Histórico de Sagua la Grande.
[14] Sarmiento, I. El ingenio del mambí.---Santiago de Cuba: Editorial
Oriente, 2008.--p.158.
[15] Recibos en los Fondo Manuel García Garófalo y Fondo Rita Suárez del
Villar y manuscritos del Museo de Sagua la Grande.
[16] Recibos registrados en los Fondos Rita Suárez del Villar y Manuel
García Garófalo.
[17] Correspondencia entre los
miembros de los clubes revolucionarios de Las Villas Occidentales y jefes
insurrectos en fondos del AHPVC y del AHPCF y documentos del Museo de Sagua la
Grande.
[18] Posterior al Bando de Reconcentración, las juntas femeninas también auxiliaron a los
reconcentrados en las ciudades de Santa Clara, Cienfuegos y Sagua la Grande,
considérese ello como una nueva línea de investigación.
[19] Pérez ,L. La organización y desempeño de la sanidad militar mambisa
durante la Guerra del 95 en la región Cienfuegos/ Samuel Sánchez tutor.—Trabajo
de Diploma, UCF, Cienfuegos, 2012.-p. 34.
[20] Sarmiento, I. El ingenio del mambí.---Santiago de Cuba: Editorial
Oriente, 2008.p.284.
[21] Historia Provincial de Cienfuegos.—(inédita)--p.145. Venegas, H. Historia Provincial de Villa
Clara.---(inédita).--p.125. Historia Municipal de Sagua la Grande.
--(inédita).— p.50
No hay comentarios:
Publicar un comentario