martes, 6 de abril de 2021

Organización y funcionamiento de los clubes revolucionarios de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador en Las Villas Occidentales (1895-1898).

 Autora: Lic. Adriana Mani Benítez.

Resumen

Los clubes revolucionarios fueron organizaciones surgidas en Cuba y en la emigración.  Los clubes realizaron diversas tareas con el objetivo de lograr la independencia de Cuba del colonialismo español durante las gestas independentistas del siglo XIX. La investigación, “Organización y funcionamiento de los clubes revolucionarios de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador en las Villas Occidentales (1895-1898)” tiene como objetivo: analizar la organización y funcionamiento de los clubes revolucionarios de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador en las Villas Occidentales durante la Guerra Necesaria. En dicha investigación, se emplea la metodología cualitativa sobre la perspectiva de la historia social, por lo que es una investigación explicativa. Los clubes revolucionarios de las Villas Occidentales desplegaron una gran labor en apoyo a la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador ante las dificultades de las comunicaciones y  ante las dificultades con la impedimenta remitían: correspondencia, informaciones, confidencias, armas, soldados, alimentos, medicinas, vestimenta, y otros utensilios.

 Introducción

Como expresión de la resistencia frente al colonialismo español, los clubes revolucionarios[1] fueron organizaciones surgidas en Cuba y en la emigración, con el objetivo de lograr la independencia de Cuba durante las gestas independentistas del siglo XIX. Los clubes revolucionarios en el proceso de preparación de las guerras y durante las gestas se dedicaron a recaudar fondos económicos, enrolar adeptos y apoyar a las tropas  mambisas convirtiendo los fondos en  recursos como: alimentos, medicinas, vestimenta y armas.

En la investigación se pretende exponer la aparición, continuidad, ruptura, detrimento y ampliación de los clubes revolucionarios más significativos en el  proceso histórico de las luchas por la independencia cubana y en específico, describir las acciones de las asociaciones relacionadas con el contexto de Las Villas Occidentales en la Guerra Necesaria.

La bibliografía consultada, así como la entrevista al Ms.C Orlando García[2] posibilitó identificar un vacío historiográfico relativo al tratamiento de los clubes revolucionarios en cuanto a la organización y funcionamiento, y en especial a los de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador en Las Villas Occidentales. Por lo cual, se presenta la investigación que se titula: Organización y funcionamiento de los clubes revolucionarios de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador en Las Villas Occidentales.

En dicho estudio se concluye, que los clubes revolucionarios de Las Villas Occidentales durante la Guerra Necesaria desplegaron una gran labor en apoyo a la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador porque ante las dificultades de las comunicaciones y las dificultades con la impedimenta remitían: correspondencia, informaciones, confidencias, armas, soldados, alimentos, medicinas, vestimenta, y otros utensilios.

Desarrollo

En Cuba el surgimiento y consolidación de los clubes revolucionarios coincide con el proceso de las gestas independentistas y anticoloniales, enmarcadas de 1868 a 1898. Los clubes fueron creados en la emigración y  dentro de la Isla  a partir del inicio de la Guerra de los Diez Años y convertidos en células organizativas básicas en la preparación de la Guerra Chiquita. Además, las juntas de la emigración auxiliaron cada intento de reinicio de la lucha en la década de 1880.

El 10 de abril de 1892 se crea formalmente el Partido Revolucionario Cubano   (PRC), utilizando los cimientos de la Convención Cubana como organización más completa en la emigración, pero sin dejar de tener en cuenta, las demás organizaciones de las colonias de emigrados cubanos que tenían como propósito la libertad de Cuba.

Los clubes revolucionarios fueron estrategia de lucha del PRC por recaudar fondos de acción para las labores del Partido, realizar mítines y propaganda revolucionaria para aumentar las simpatías con el PRC y así crear nuevos clubes revolucionarios. También por recaudar fondos de guerra -tanto en la preparación de la gesta, como durante la contienda- para obtener armas y otros recursos y preparar expediciones hacia Cuba. Además, para enrolar adeptos, porque varios de los miembros de los clubes revolucionarios en la emigración, a partir de 1895 se encaminan hacia la guerra en Cuba. 

Para extender las líneas del PRC en la Isla, el Delegado José Martí envío a varios comisionados a diferentes lugares de Cuba. En Las Villas Occidentales hicieron esta labor Gerardo Castellanos Lleonart; en Cienfuegos Agapito Losa y en Sagua la Grande Federico Zayas y Juan Gualberto Gómez. Su labor estimuló la conspiración en las Villas Occidentales, exceptuando Sagua la Grande que no se incorpora al proceso de preparación y conspiración de la Guerra Necesaria hasta diciembre de 1894, por sus fuertes vínculos económicos con el régimen español. Independientemente de que los comisionados no contactaron con la mujer cubana en la zona central, durante la guerra del 95 fundan juntas femeninas que apoyaron a las tropas mambisas.

Durante la Guerra Necesaria, la Isla se organizaba en seis cuerpos del Ejército Libertador: el Primer Cuerpo  y el Segundo Cuerpo en Oriente, un  Tercer Cuerpo en Camagüey y el Cuarto Cuerpo corresponde a Las Villas. Durante la Invasión se establece el Quinto Cuerpo correspondiente  a  La Habana y Matanzas  y  por último el Sexto Cuerpo perteneciente a Pinar del Río.

El Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador, radicaba en Las Villas, con dos divisiones: la Primera División integrada por las Brigadas de Sancti Spíritus, Remedios y Trinidad y la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador estaba conformada por la Primera Brigada de Santa Clara, la Segunda Brigada de Cienfuegos y la Tercera Brigada de Sagua la Grande. En la época colonial, se conocían por  Villas Occidentales, el territorio conformado por las regiones de Sagua la Grande, Santa Clara y Cienfuegos[3].

En apoyo a la Segunda División  se fundan varios clubes revolucionarios en diferentes poblados de Las Villas Occidentales[4], pero  se destacan las ciudades cabeceras regionales de Santa Clara, Cienfuegos y Sagua la Grande, dado que era necesario realizar un trabajo conspirativo más discreto y arriesgado en aquellos lugares, donde se concentraban la mayoría de las tropas españolas de Las Villas Occidentales.

En correspondencia con la estructura civil y militar en las Villas Occidentales, los clubes revolucionarios que correspondían a las tres brigadas de la Segunda División, y a las  ciudades cabeceras regionales fueron: los clubes Juan Bruno Zayas (fundado 2 de diciembre de 1895), Hermanas de Juan Bruno Zayas (fundado 8 de enero de 1897), el  Martí y el Maceo de Santa Clara. Los clubes Panchito Gómez (fundado 19 de mayo de 1895), La Cubanita (fundado 3 de mayo de 1896), Esperanza del Valle (fundado 4 de junio de 1896), el Patriótico Incógnito de Cienfuegos (fundado 1 de junio de 1897). En Sagua la Grande existió un club masculino y otro femenino sin nomenclatura y el club José Martí[5].

La estructura básica de los clubes revolucionarios de Las Villas Occidentales fue Presidente, Secretario, Tesorero y Vocales. A estos clubes se le sumaba,  indistintamente en algunos casos: vice presidentes, vice tesoreros, vice secretarios, auxiliares, delegados y cooperantes. La  excepción de esta estructura fue Sagua la Grande, donde los vínculos económicos de los habitantes de la región y las continuas delaciones y traiciones provocaron que cada individuo patriota de los clubes accionaran independientemente  en la conspiración y no organizados en forma de club, reunidos solamente en algunas ocasiones altamente necesarias.

Los clubes revolucionarios de las Villas Occidentales brindaron un apoyo necesario para solventar las dificultades que sufrían en la manigua las tropas de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador, aunque no dieran abasto a todas las necesidades mambisas. Las acciones de los clubes revolucionarios se realizaron secretamente producto del férreo control y represión del régimen español.  Además, los clubes revolucionarios, de una región no se limitaban a ayudar a la brigada de su misma región sino que, auxiliaban a su brigada, y a las otras dos brigadas y a la Segunda División, que no eran de su misma región.

Además, se hizo necesaria la labor de los clubes revolucionarios para auxiliar a las tropas mambisas en las Villas Occidentales porque:

  • En el Ejército Libertador no existía una administración militar organizada que propiciara y entregara a los soldados, constantemente, de medios como: alimentos, medicinas, vestimenta, calzado y otros accesorios.
  • En 1895-1896 no existieron graves problemas con el avituallamiento de las tropas, puesto que todo cubano patriota apoyo al mambí. La ruptura de esta ayuda fue la llegada de Valeriano Weyler como Capitán General de la Isla[6] que causó la pérdida del apoyo de los campesinos, se dificultaron las comunicaciones de los mambises con los pueblos ocupados y el aumento de la escasez de los recursos de impedimenta.
  • No llegaron suficientes expediciones extranjeras a Las Villas Occidentales en 1897-1898 que suministraran a las tropas de la Segunda División[7].

En el mismo sentido, los clubes revolucionarios realizaron varias acciones respondiendo a las problemáticas existentes en la manigua descritas a continuación:

Las dificultades con las comunicaciones: envío de correspondencia, informaciones y confidencias.

Ante las dificultades con las comunicaciones, los clubes revolucionarios se ocuparon del correo entre los mambises y sus familiares y amigos .Además, hicieron llegar a los mambises, los efectos que remitían sus correspondientes seres queridos[8]. Entre los jefes insurrectos y los miembros de las asociaciones existieron regulares  comunicaciones que versaron en pedir diversos suministros a las juntas locales y, de ambas partes, brindar elogios de patriotismo y apoyo moral para lograr la independencia de Cuba[9]. Los clubes revolucionarios fueron el vínculo comunicativo entre el exterior y la manigua; y entre los poblados ocupados por los españoles y la manigua.

Señalar que a los miembros de las juntas que les fuera ocupada correspondencia- o cualquier recurso para los insurrectos- eran castigados por el régimen español con la muerte, el encarcelamiento o la deportación. Por ello, el vínculo se realizó  desde la conspiración, por medio de claves y seudónimos, para que el gobierno metropolitano no supiera  ni de las personas implicadas, ni las tareas y planes que se trataban en las misivas. La correspondencia era entregada directamente en la manigua o  por los puntos de comunicación de las brigadas.

Las informaciones que brindaban las asociaciones versaban sobre decisiones de política internacional con respecto a la gesta. Para mantener informado a los insurrectos, les enviaban periódicos del extranjero, del mismo modo, los miembros de la junta imprimían y distribuían proclamas[10]. En cuanto a las confidencias, se comprueba que entre las acciones de los clubes revolucionarios se encontraba identificar a los espías[11]  y alertar de los peligros que corrían las tropas mambisas en cuanto a los traidores.[12]

Así mismo, en varias ocasiones los miembros de las juntas informaron sobre los movimientos y organización de las tropas españolas, hecho que ocurría porque varios miembros de las juntas eran empleados de instituciones y establecimientos españoles. Por su significación valga destacar que el General Máximo Gómez  fue informado por Antonio Oviedo- vocal del Club Panchito Gómez- de noticias descubiertas por Rita Suarez del Villar -presidenta del Club La Cubanita- de que  las tropas a las que se enfrentaba eran soldados bisoños equipados con Máuser y sin experiencia en el manejo de esa nueva arma, permitieron la victoria en el combate de Mal Tiempo, en Cruces, por parte de las tropas invasoras el 15 de diciembre de 1895 que abrió el camino a la Invasión para continuar hacia su objetivo: Occidente.

Las dificultades con la impedimenta: remisión de alimentos, armas, soldados, medicinas, vestimenta y otros utensilios.

Ante las dificultades con la impedimenta, los mambises deben encontrar los alimentos en la manigua, siendo su principal dieta: vianda y carne. Proceso complejo por la total dependencia a la naturaleza de la zona donde estuvieran o la insuficiencia de estos productos para una tropa completa, lo cual originó que la comida no tuviera buenas condiciones o que las tropas se pasaran días sin comer[13].   Así,  los alimentos enviados por los clubes revolucionarios de las Villas Occidentales a la Segunda División en su mayoría fueron azúcar, café, sal, chocolate, arroz y galleta[14].

Además de otras remisiones como: extractos de carne, pastillas de carne, carne líquida, tocino, tasajo, arroz, frijoles, garbanzos, harina de maíz, fideos, leche, mantequilla, pan, sopa de pollo, aceite,  manteca, limón, salsa de tomate, almendras, higos, dulces caseros, leche condensada, latas de  sardinas, extracto de malta, té, jamón, escabeche, conservas y viandas como: papas, boniatos y tomates ; y las especies-ajo, cebolla, orégano, laurel, pimienta ,  vinagre, maicena, canela y anís.

Los mambises se gestionaban -principalmente por sus propios esfuerzos- e ingerían frecuentemente bebidas alcohólicas durante la campaña[15]. Pero otro medio de abastecimiento de las bebidas alcohólicas, encontrado en la presente investigación, por lo menos en la Segunda División, fueron los clubes revolucionarios.

Por otra parte, con las fuentes encontradas, hasta el momento, son pobres los envíos de armas conformados por: balas, revólveres, fusil y machetes; y provenientes de los clubes revolucionarios: Juan Bruno Zayas y La Cubanita.[16] También, las asociaciones ayudaron a varios hombres  a entrar a la manigua para sumarse a las tropas, mediante los puntos de comunicación de cada junta.

En la Guerra Necesaria, la mortalidad de los soldados del Ejército Libertador se vio marcada por las heridas, las muertes en combate y las enfermedades, que fueron: el cólera, la viruela  y el paludismo, esta última la que más afectó a la Segunda División. En este sentido, una de las principales afectaciones de la sanidad militar del Ejército Libertador fue la falta de medicamentos y utensilios para que los profesionales médicos pudieran curar dichas enfermedades y a los mambises heridos. Por ello, los clubes revolucionarios enviaron las siguientes medicinas:

Paludismo: quinina, bisulfato de quinina, hidroclorato de quinina, sulfato de quinina, bromhidrato de quinina.

Para curar heridas: bálsamo de heridas, yodo, seda antiséptica, bicarbonato, esparadrapo, algodón, hilas, gaza, bicloruro, vaselina blanca y amarilla, vendajes, coyundas, goma antiséptica.

Anestésico: Cloroformo y cocaína (anestésico local)

Para el sistema digestivo: Vomitivos, bicarbonato, purgantes, elixir paregórico, tintura de opio, sagú.

Para la gripe: jarabe de güira, yoduro de potasio, extracto anticatarral.

Analgésico: Salicilato y morfina.

Padecimientos varios: píldoras antidisìntericas, ungüento, píldoras hepáticas, cucharadas para la fiebre, colirio.

Utensilios: Jeringuilla, estuche de cirugía, anteojos y termómetro.[17]

Por otra parte, a la Segunda División llegaban cuantiosos suministros de cigarros, papeles de cigarros, picadura y tabaco, para degustar por los mambises en los campamentos; para engañar el hambre que existía en la manigua y también para los enfermos en los hospitales.

Los clubes revolucionarios de Las Villas Occidentales registran en sus entregas a la Segunda División una variedad de 111 efectos que se clasifican en auxilio a la vestimenta y utensilios para las diversas tareas en la manigua. El vestir para los mambises era una dificultad, entraban a la manigua con una sola muda de ropa puesta y se les deterioraba con facilidad, por las inclemencias del clima y las largas marchas, y luego no tenían como sustituirlas, por ello andaban casi en la desnudez y descalzos en la manigua. Por esta situación, las asociaciones, además de hacerle llegar los envíos de los familiares a los mambises, también  apoyaban con:

Ropas: Calzoncillo Camisas Camisetas Pantalones Chalecos Camisones Guayaberas

Calzado: Alpargatas Borceguíes Botines Zapatos carreteros Zapatos vaquetas Zapatos peloteros

Accesorios: Medias Pañuelos Carteras Sombreros Alforjas Aparejos Serones Insignias Escarapelas herraduras, clavos de herrar y monturas [18]

Además las juntas locales enviaban utensilios para confeccionar y  arreglar la ropa: telas, carreteles de hilos, agujas y botones. En el mismo sentido, las dificultades de las tropas mambisas como el frio, la oscuridad, la escasez de papel y la comodidad al dormir son solventados con envíos de: mantas, sacos, capa de agua, varas de  lona y hule; lámparas de latas, faroles y velas; papel, diarios, sobres, plumas, tinta y lápices;  hamacas, tiendas de campañas y sacos-estos últimos, para colocarlos encima del suelo o hacer hamacas.

En 1898, durante la guerra Hispano-Cubano- Norteamericana, en Las Villas Occidentales las tropas norteamericanas no combatieron activamente. En esta región, se acrecentaron el hambre y las enfermedades en el Ejército Libertador, influenciado por el hacinamiento de las tropas y por el bloqueo naval impuesto por los norteamericanos. En este momento, el suministro de víveres brindado por los clubes revolucionarios de Las Villas Occidentales fue significativo para la supervivencia de las tres brigadas de la Segunda División, que permanecían acampadas esperando  la determinación de su futuro[19].

Futuro que se determinó con el traspaso de Cuba y otros enclaves a Estados Unidos en el Tratado de París. Mientras, el 21 de diciembre de 1898, Tomás  Estrada Palma disolvía el Partido Revolucionario Cubano[20]. Posteriormente, las autoridades españolas se retiran de las ciudades villareñas y entran a las regiones el victorioso Ejercito Libertador; aunque las instituciones estatales ya la gobernaban los estadounidenses.

 Con el fin de la Guerra Necesaria, a los miembros de las asociaciones masculinas por su apoyo al desenvolvimiento de la contienda los favorecen con los siguientes nombramientos militares: a los presidentes de los clubes revolucionarios se les nombra coronel; al tesorero y secretario, comandante; a los vocales y delegados, capitanes y a los auxiliares  de las asociaciones, teniente. En las asociaciones femeninas las presidentas se le colocaron la distinción militar de capitán.  Posterior al año 1898, los clubes revolucionarios se convierten en comités de auxilios en cada una de sus regiones, socorriendo a las familias de los mambises y reconcentrados.

Conclusiones

Ø  Los clubes revolucionarios surgen durante la Guerra de los Diez Años, se convierten en célula organizativa básica en la preparación y desarrollo de la Guerra Chiquita y apoyaron cada movimiento revolucionario fallido del período 1880 al 1891. Los clubes revolucionarios son la estrategia de lucha del Partido Revolucionario Cubano porque  recaudan fondos económicos para la preparación y desarrollo de la guerra del 95 e incorporan miembros al ideal independentista.

Ø  En la investigación se identificaron once clubes  revolucionarios en las Villas Occidentales, los cuales fueron: club Juan Bruno Zayas, club Hermanas de Juan Bruno Zayas, club Martí y club Maceo  en Santa Clara; club Panchito Gómez, club La Cubanita, club Esperanza del Valle, club Patriótico Incógnito en Cienfuegos, dos clubes sin nomenclatura femenino y masculino y club José Martí en Sagua la Grande que se fundan gradual y consecutivamente durante la Guerra Necesaria.

Ø  Los clubes revolucionarios de las Villas Occidentales se estructuraron básicamente en presidente, secretario, tesorero y vocales, con excepción de Sagua la Grande. Los clubes femeninos durante la gesta se caracterizaron por subordinarse a los clubes masculinos por relaciones de familiaridad o por enviar los recursos de la manigua con los miembros de las organizaciones masculinas.

Ø  Las principales acciones de los clubes revolucionarios de las Villas Occidentales fueron la remisión de correspondencia,  informaciones, confidencias, alimentos, armas, soldados, medicinas, vestimenta y otros utensilios, las cuales se consideran un auxilio necesario para las tropas de la Segunda División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador.

 

 

 

Fuentes bibliográficas.

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Del Cañal y Becalli, Enrique. Memoria Histórica del Club Juan Bruno Zayas/ Enrique del Cañal y Becalli. —Villa Clara: Quiñones Impresor, 1925. —62p.

Guerra, R. La expansión territorial de los Estados Unidos/Ramiro Guerra. —La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2008. —371p.

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 Lubián, Silvia. El club revolucionario Juan Bruno Zayas/ Silvia Lubián. —Santa Clara: Dirección de Publicaciones Universidad Central de Las Villas, 1961. —285p.

 Pablo Díaz de Villegas.--La Habana: Establecimiento Tipográfico El Siglo XX, 1920. —551p.

Pérez Navarro, Lisdania. La organización y desempeño de la sanidad militar mambisa durante la Guerra del 95 en la región Cienfuegos/Lisdania Pérez Navarro; Samuel Sánchez tutor. —Trabajo de Diploma, UCF, Cienfuegos, 2012. —45h.

Rousseau, Pablo L. Memoria descriptiva, histórica y biográfica de Cienfuegos y las fiestas del primer centenario de la fundación de esta ciudad.1819-1919/ Pablo L. Rousseau,

Sarmiento Ramírez, Ismael. El ingenio del mambí. Tomo I/Ismael Sarmiento Ramírez.-- Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2008. —315 p.

Sarmiento Ramírez, Ismael. El ingenio del mambí. Tomo II/Ismael Sarmiento Ramírez.-- Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2008. —449p.

Trujillo Hernández, Carlos T. De la guerra y de la paz. Carlos T. Trujillo Hernández.-- La Habana: Imprenta Úcar, García y Cía, 1943. —133p.

Fuentes documentales

Fondo Donativos y Remisiones (ANC)

Fondo Máximo Gómez (ANC)

Colección Marta Abreu de la Biblioteca Nacional José Martí.

Fondo Ejército Libertador Cubano (AHPVC)

José Braulio Alemán (AHPVC)

Manuel García Garófalo del Archivo Histórico de Villa Clara (AHPVC)

Fondo Higinio Esquerra (AHPCF)

Fondo Rita Suárez del Villar (AHPCF)

Documentos del Museo de Historia de Cienfuegos

Documentos del Museo de Historia Provincial de Santa Clara

Manuscritos del Museo Histórico Municipal de Sagua la Grande

 



[1]Conocidos también por juntas locales y asociaciones en las gestas independentistas, empleados en la tesis  como sinónimos.

[2] Orlando García Martínez: Historiador y profesor auxiliar adjunto de la Universidad de Cienfuegos. Ha investigado durante casi  tres temas referidos a la esclavitud, la expansión azucarera y los procesos independentistas desde una perspectiva regional y social. Publicó varios artículos sobre estos asuntos en Cuba, Alemania y España. Tomado de: Esclavitud y colonización en Cienfuegos 1819-1879. Orlando García. Mecenas, 2012, 74p.

[3]Archivo Histórico Provincial de Villa Clara (AHPVC) Fondo Manuel García Garófalo, Legajo 7, Expediente 424.

[4] Se localizan referencias de clubes revolucionarios en Lajas, Ranchuelo, Placetas, Cruces, Palmira y Cartagena.

[5] Rousseau, P.L. Díaz de Villegas, P. Memoria descriptiva, histórica y biográfica de Cienfuegos y las fiestas del primer centenario de la fundación de esta ciudad.—La Habana: Establecimiento Tipográfico Siglo XX,1920.p.p.240-260. Lubián, S. El Club revolucionario Juan Bruno Zayas.--- La Habana: Impresores Úcar, García S.A,1961. Historia Municipal de Sagua la Grande (inédita).—p.p.40-62. García, L. La inteligencia mambisa en Santa Clara.—Villa Clara: Editorial Capiro,1999.—p.40-55.

[6] Trujillo, C. De la guerra y de la paz.--La Habana: Imprenta Úcar, García y Cía, 1943.—p. 12

[7] Gómez, M. Diario de campaña del Mayor General Máximo Gómez.--La Habana: Impreso en los Talleres del CST Ceiba del Agua, 1940.—p. 324-326

[8] Consuegra, W. Diario de campaña.—La Habana: Imprenta y almacén de papel,1928.-p.137.

[9] Correspondencia entre los insurrectos y los asociados registrada en el Fondo Manuel García Garófalo (AHPVC); en el Fondo Rita Suárez del Villar y Fondo Higinio Esquerra (AHPCF) y en manuscritos del Museo Histórico Municipal de Sagua la Grande.

[10] Consuegra, W. Diario de campaña.—La Habana: Imprenta y almacén de papel,1928..p. 131—p.21.  (AHPCF)Fondo Rita Suárez del Villar. (AHPVC)Fondo Ejército Libertador Cubano, Legajo 1, Expediente 51.Manuscritos del Museo Histórico de Sagua la Grande.               

[11] (AHPVC)Fondo Manuel García Garófalo, Legajo 7, Expediente 405.

[12] (AHPVC)Fondo Ejército Libertador Cubano, Legajo 2, Expediente 119.

[13] Sarmiento, I. El ingenio del mambí.---Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2008.--p.158.

[14] Recibos en los Fondo Manuel García Garófalo y Fondo Rita Suárez del Villar y manuscritos del Museo de Sagua la Grande.

[15] Sarmiento, I. El ingenio del mambí.---Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2008.p.284.

[16] Recibos registrados en los Fondos Rita Suárez del Villar y Manuel García Garófalo.

[17] Recibos en los Fondo Manuel García Garófalo y Fondo Rita Suárez del Villar y manuscritos del Museo de Sagua la Grande.

[18] Los recibos de Fondo Manuel García Garófalo; Fondo Rita Suárez del Villar y Manuscritos del Museo de Sagua la Grande.

 

[19] Historia Provincial de Cienfuegos.—(inédita)--p.145. Venegas, H. Historia Provincial de Villa Clara.---(inédita).--p.125. Historia Municipal de Sagua la Grande. --(inédita).— p.50

[20] Colectivo de autores. Las luchas por la independencia nacional y las transformaciones estructurales.1868-1898.T.2.Primera Parte.—La Habana: Editorial Félix Varela,2006.—p.321-324.

 

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